La cañada de las Norias

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La cañada de las Norias en Jane´s Walk.

El pasado día 2 de mayo realizamos una visita a la Cañada de Las Norias en el marco de las experiencias programadas por el grupo de investigación en las jornadas Jane’s Walk. En esta jornada tuvimos el placer de contar con un pequeño grupo de personas muy activas que nos acompañaron durante el recorrido, exponiendo sus conocimientos, puntos de vista, soluciones y aportando gran cantidad de datos sobre el proceso acontecido en el lugar y posibilidades de futuro.

On May 2 we arrange a visit to the Cañada de Las Norias where we had the pleasure of relate a small group but very active people who joined us during the tour, exposing their knowledge, insights, solutions and providing lots of data about the process happened in the place and future possibilities.

Cañada de Las Norias is a wide territory around two new lagoons located in the Campo de Dalias central area known as Balsa del Sapo and close to the town of Las Norias de Daza and El Ejido, separated by a ground narrow barrier. The route that arose ran along the edge of the west lagoon with the village that let us guess the problem of place. Conflicts arise each step taken, however the beauty of the land comforts, creating a kind of destiny between contempt and charm, that leaves no one indifferent.

Se denomina Cañada de Las Norias a una extensión amplia del territorio entorno a las dos lagunas situadas en la zona central del Campo de Dalías (Almería) conocidas como Balsa del Sapo y próximas a la población de Las Norias de Daza (El Ejido), separadas entre sí por una estrecha mota de tierras. El recorrido que se planteaba discurría por el límite de la balsa de poniente con el núcleo urbano, que nos dejó entrever la problemática del lugar. Los conflictos aparecen a cada paso que se da, sin embargo la belleza del espacio reconforta, creando una suerte de destino entre el desprecio y el encanto, que no deja indiferente a nadie.

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Su localización coincide con su carácter de testigo del importante desarrollo agrícola que tuvo lugar durante el siglo XX y sus efectos. Solo conociendo el devenir de la explotación intensiva de los recursos tierra y agua a los que se sometió el Poniente de Almería en la segunda mitad del siglo pasado, podrá entenderse la naturaleza del humedal. Esta historia, ligada a su presente y su futuro, como en muy pocas ocasiones, es desconocida por el público en general, a pesar de su origen reciente y que muchos de sus actores sean participes de esta historia.
Su origen geológico va ligado a la Sierra de Gádor cuya generación propicia una elevación del suelo marino que da lugar a lo que antaño se denominara Campo de Dalias, actualmente Poniente de Almería. Esta elevación, sin embargo dio lugar también a una cuenca endorreica que se convertiría en un receptor de la escorrentía superficial en los episodios torrenciales. Con el arrastre de sedimentos se fue colmatando, confinando en su interior una gran bolsa de agua que en la actualidad se conoce como acuífero superior central y que durante muchos años permitió el desarrollo agrícola de la región. Hasta ese momento el agua solo era posible a través de dos pequeños flujos canalizados como eran los procedentes de la galería de la Fuente Nueva, que alimentaba las zonas bajas al pie de la sierra; Y el canal de San Fernando que permitió la transferencia de aguas desde el río Adra hasta la zona oeste de El Ejido. Sin embargo, Balsa del Sapo, dada su condición de zona topográficamente baja respecto a su entorno hace que la profundidad a la que se encuentra el nivel freático del acuífero sea menor respecto a los terrenos que la rodean. Esta proximidad hizo viable la construcción de pozos y norias accionadas por la fuerza de animales y del viento que posibilitaban la elevación del agua desde el subsuelo. La introducción de estos sistemas de extracción de las aguas subterráneas permitió la puesta en regadío de las zonas más bajas de la Balsa del Sapo, implantándose los primeros parrales en el último cuarto del siglo XIX.
El siguiente gran paso, y sin duda el de mayor transcendencia para el desarrollo agrícola del Poniente Almeriense, fue la declaración de Interés Nacional de la colonización del Campo de Dalías. La zona de la Balsa del Sapo se encontraba dentro de los planes del Instituto Nacional de Colonización, cuyo plan de general no sería aprobado hasta 1958, en el que se incluyó la ejecución del poblado de colonización de Las Norias, en el paraje conocido como Loma del Viento.

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Inicialmente, estas zonas arcillo-limosas eran puestas directamente en producción con el único aporte de abono, hasta que comenzara la generalización de la técnica del enarenado a partir de los años sesenta, que consiste en la disposición sobre el terreno original de una capa de aproximadamente de 10 cm de estiércol animal y otros 10 cm de arena. Pero una vez desarrolladas las zonas que contaban originariamente con buenas cualidades para el cultivo, a partir de los años 70 comenzó la transformación del modelo agrícola y su imparable extensión, en los que fue necesaria la ocupación de terrenos poco fértiles. La elevada rentabilidad de la agricultura de la zona unida a la disponibilidad de unos medios técnicos adecuados hizo viable la puesta en cultivo de estas zonas menos favorables mediante la disposición sobre el terreno natural inerte de una capa de material arcilloso de entre 30-50 cm. Estas tierras arcillosas de aportación eran obtenidas de las Cañadas como las de Onáyar, Ugíjar, Capriles, La Higuera, El Saladar, El Sapo y El Puerco, entre otras. Se trataba de explotaciones a cielo abierto ubicadas casi todas ellas dentro del término municipal de El Ejido, cuyo ayuntamiento otorgó concesiones en el año 1988 para la extracción de 1.133.650 m3, aunque a estos volúmenes se deben sumar los extraidos de modo ilegal. Las cañadas de la Balsa del Sapo y del Puerco fueron empleadas para la extracción de manera continuada de la citada base de material arcilloso desde mediados de los años setenta hasta comienzos de los noventa, cuando se comienza a apreciar el afloramiento de aguas desde el subsuelo.
Como resultado de estos hechos, la sobrexplotación del acuífero llevó consigo la salinización de las mismas por la entrada de aguas desde el mar, lo que supuso el abandono del mismo, para comenzar a extraer aguas del acuífero inferior. Este hecho llevo consigo la subida del nivel freático, que unido a los retornos de la actividad agrícola y urbanas sobre la cuenca de la Cañada de Las Norias, aumentó su nivel de forma rápida, pero ahora no encontraba una capa superior de limos y arcillas pues estas habían sido extraídas, lo que conlleva una subida constante del agua hasta los niveles actuales (llegando a su máximo en el año 2012) y que continúan subiendo, a pesar de las medidas adoptadas por las administraciones públicas (Bombas de impulsión hacia el mar).
Sin embargo, este proceso de manipulación del territorio llevado a cabo por la acción del hombre, tuvo una consecuencias inesperadas, y es que dada la aportación de aguas de percolado procedentes del cultivo agrícola, con altos contenidos de abonos y fertilizantes, junto con la existencia de tierras arcillosas adecuadas para la vegetación hizo aflorar una masa vegetal de humedal de forma rápida, que atrajo a aves migratorias protegidas que nidificaban en el lugar. Generando un sistema ambiental con unas características únicas y de alto valor ecológico. Pero a pesar del reconocimiento de estos valores y la existencia de un problema de crecida del nivel del agua que amenaza zonas urbanas e invernaderos, la administración no ha terminado de tomar cartas en el asunto. Son muchos los estudios, propuestas o proyectos desarrollados para este espacio. Sin embargo, la dualidad con la que se acomete el problema, parece más propio de cambios de rumbo que de una estrategia clara. Son varios los entes con competencias sobre el lugar, pero la coordinación entre ellos y los conflictos de intereses entre los mismos puede ser uno de los mayores problemas. Estos hechos constatan una actuación pública, voluntaria y de motivos no explicitados consistente en negar documentalmente el carácter de masa de agua a la Balsa del Sapo, que materialmente lo tiene. Conducta que entra en flagrante contradicción con el reconocimiento de su importancia para la gestión cuantitativa cuando es el objeto de un conjunto de medidas de una gran importancia ambiental, social y económica. Al mismo tiempo la implicación ciudadana es máxima, y las soluciones a corto, medio o largo plazo quedan de manifiesto por parte de los asistentes. Pero una vez más, la dinámica de la zona es incompatible con los procesos administrativos y los tiempos políticos.
Para acabar me gustaría agradecer a los asistentes por su implicación en la jornada, sus palabras, sus explicaciones, su cordialidad,… todos (me incluyo, pues mi infancia esta en ese mismo lugar) somos los causantes de ese problema, pero al mismo tiempo, nadie puede negarnos que estamos implicados en su solución.
FUENTES

Asociación Cañada de Las Norias
Parque Ornitológico Balsa del Sapo
ALMEDIAM Almería Medio Ambiente
Universidad de Almería
Publicaciones Cajamar

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